lunes, 6 de junio de 2011

Capitulo 1. ~You've made me who I am~

Este es el primer capítulo de mi nueva novela. No la subiré en este blog, haré uno nuevo más adelante, es solo para ver si la queréis leer :) Poned un comentario abajo si la vais a leer, por favor ;)
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- ¡Prepárate ya! ¡No quiero volver a repetírtelo! --- gritó Scooter levantando los brazos.
- ¡No pienso ir!--- dije tirándome en la cama y poniéndome la almohada en la cabeza.
-Justin, no te lo voy a volver a repetir. Te quiero ver en dos minutos en la recepción del hotel. --- se dirigió a la puerta y cerró de un portazo.
Dejé escapar un grito de rabia a la vez que presionaba la almohada contra mi cara. Estaba harto, HARTO. Harto de la fama, de la gente, de mi imagen. Harto de estar de hotel en hotel, de no poder ver a tu familia y amigos todos los días. Harto de mi novia.
Decidí levantarme de la cama y empecé a vestirme con desgana. Cogí lo primero que pillé, me daba igual cómo se pusiese Scooter al verme. Últimamente se pasaba el día diciéndome que era un maleducado, que la fama se me había subido a la cabeza y cosas por el estilo. Por un oído me entraban y por el otro me salían. ¿Quién mejor que yo para saber que seguía siendo el mismo? Precisamente era eso lo que pasaba, que era un chico normal y no me dejaban serlo.
Salí de mi habitación con cara larga y seguí todo lo que me quedaba de trayecto con esa cara. Antes de salir del ascensor, me puse mis gafas de sol. Qué estupidez, me iban a reconocer igual. A lo lejos vi a Scooter hablando con Kenny y con mi madre. En cuanto di un paso, todos se giraron. La cara de Scooter fue un poema. Me miraba con asco, y eso me encantaba, adoraba picarle, y no había mejor forma de picarle que con mi imagen. Agaché la cabeza y dejé escapar una pequeña risita. Enseguida la volví a levantar para seguir viendo las caras. Scooter tenía las manos en la cabeza; Kenny me miraba con aire divertido, él sí que me comprendía y sabía que lo hacía para picar a Scooter; y mi madre... a mi madre la miré la última porque sabía que me iba a estar mirando con esa cara... sí, esa cara de "Justin, haz lo que te de la gana, pero a mí no me hables." Me la solía poner a menudo.
- Justin, no sé qué pretendes, pero eres muuuuy egoísta. ¿Tú sabes todo lo que hacemos todos para que tú tengas lo mejor, para que tengas una buena imagen, para que estés donde estás ahora? ¿Lo sabes? ¿Quieres tirar toda tu carrera? ¿Quieres que me vaya? Porque lo parece de verdad. Eres muy desagradecido y no estoy dispuesto a que con tus tonterías lo eches todo a perder. ¿Qué te pasa, Justin? ¿Por qué nos estás haciendo esto?
Yo me callé. No quería hablar, porque sabía que Scooter tenía toda la razón. Pero soy muy orgulloso, ahora y antes, así que no iba a reconocer mi error. Empecé a andar para delante y me metí en la limusina que había delante del hotel e intenté contener mis lágrimas. Ellos entraron detrás de mí y supieron que no tenían que hablar más si no querían que montase el numerito. En ese aspecto era un mimado y un mal criado, y lo odiaba.
La limusina empezó su recorrido. Scooter sabía que no iba a ir vestido adecuadamente, así que se había traído ropa de recambio. Yo accedí a cambiarme, la verdad es que yo tampoco me sentía a gusto vestido así.
Llegamos a nuestro destino. Y vosotros os diréis, ¿qué sitio será ese al que este tío no quiere ir por nada del mundo? Pues el hospital. Y no, no es que no quiera ir, es que, como he dicho antes, estoy cansado de estar todos los días yendo de un sitio a otro solo para darme una imagen de niño bueno. Y no es que me entusiasme ir a visitar a todos esos niños enfermos, ver lo mal que lo están pasando y tener que sonreír para contagiarles tu felicidad cuando lo único que quieres hacer es llorar por verles así. Pero es lo que hay, esta es mi vida.
Entramos adentro y enseguida vinieron unas enfermeras a llevarnos con los niños. Antes de entrar en la primera habitación, Scooter, Kenny y mi madre se fueron al sitio donde haría mi concierto dejándome solo. Al principio me opuse, pero acabé accediendo. Entré en la habitación lentamente. Allí se encontraban unos niños de unos 4 años de edad que saltaron de la cama nada más verme y vinieron a abrazarme. La niña se llamaba Nicole y no tenía pelo a causa de un cáncer. El niño era Nick y un poco más de lo mismo de Nicole. No sabían quién era yo, pero estaban felices porque había ido a jugar con ellos. Al cabo de un rato me despedí de ellos y salí de esa habitación con lágrimas en los ojos. En las siguientes era el mismo panorama. Niños de 4, 5, 6 y como mucho 7 años contentos de que un chico fuese a pasar el rato con ellos. No podía evitar salir llorando de cada una de las habitaciones.
Llegué a la última habitación. Bien, la úlltima, que bien sonaba. Me sequé las lágrimas y puse una sonrisa. Abrí la puerta lentamente y asomé la cabeza. Volví a cerrar la puerta de golpe. No me esperaba para nada ver lo que había ahí dentro. Volví a abrir la puerta y me quedé observándola. Era preciosa. Tenía el cabello rubio, unos increíbles ojos verdes y unos maravillosos labios.
-¿Se puede saber qué te pasa?--- preguntó.
Yo me quedé embobado mirando sus labios
-Chico --- puso cara extraña y movió su brazo para que reaccionara.--- ¿Te has equivocado de habitación o algo?
- ¿Qué? Eh, no. Soy Justin, Justin Bieber. Vengo de visita. --- me acerqué a ella para estrecharle la mano.
Ella tocó mi mano suavemente y sonrió. Sentí morir. Me puse nervioso y le apreté más la mano. Ella lo notó y rió fuertemente. Sus dientes, sus perfectos dientes. Su risa, su perfecta risa.
-Me suenas, chico. Yo soy Patricia, Patricia Sayher.--- sonrió.--- ¿Qué haces aquí?
-Ya lo he dicho; de visita. Mi mánager se empeña en que haga estas cosas.
- Espera, espera. ¡Tú cantas! Eres ese chico de la tele.
-Chica lista--- le guiñé un ojo y me senté en una silla al lado de su cama.
- Es que llevo como un año metida en este maldito hospital y no me entero de nada de nada.
-¿Un año? Eso es mucho. ¿Qué tienes: dieciséis, diecisiete..?
- Tengo quince años.
-¿En serio? Pareces mayor.
Volvió a reír fuertemente. Me contagió la risa.
De repente se abrió la puerta de la habitación bruscamente y entró un chico en silla de ruedas riéndose sin parar.
- Dios Patricia, lo que te has perdido. Hemos cogido la bata del amargado del enfer... --- paró de hablar y se quedó mirándome fijamente.
Me fijé mejor en él... Dios, no podía ser.
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Bueno, primer capítulo  Os pediría que me recomendaseis o algo, no tengo lectoras 
Pedid el siguienteee <3

5 comentarios:

  1. Joder patriciaa mee encantaa sige haciendo estaa novela peroo continua laa otraa eeeh!:)

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  2. Me encanta siguela :) Te sigo !
    pastae por mi blog cuando puedas http://fightforyouwant.blogspot.com
    Un beso

    ~Blair.

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  3. Me encantó, la leere... pero PORFIIIS sigue con la otra, un beso ♥

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